Caligrafía de la Pobreza
Según el relato de Alfonso García Aranzábal: «La estantería de los libros indultados»

Por María Luz Quiroga

De nuevo, el pasado día 19 de diciembre, Alfonso García Aranzábal se alzó con el primer premio de la II Edición del Concurso de relatos que organiza el Colegio de médicos de Cantabria. Ya en su primera  edición (2019), dos escritores de la Sociedad Cántabra de Escritores, él mismo y Juan José Fernández Teijeiro, consiguieron los primeros puestos del certamen. Alfonso con el relato, “El profesor de francés” y Juan José con el titulado, “El último raquero”.

Por otra parte, este mismo año A. García Aranzábal obtuvo el segundo premio del VI Concurso de relatos Miguel Delibes de Molledo con su cuento: “Mi maestro” y, también acaba de publicar su tercer libro: “El Montañés y su tiempo. Un navío cántabro al servicio de Su Majestad”. Estas referencias, aparte de señalar la notable y prolífica labor de Alfonso, le afianzan como uno de los escritores cántabros más destacados del momento.

Su relato más reciente, y al que voy a referirme, se titula: “La estantería de los libros indultados”. Cuenta en primera persona y en tiempo presente (el de la pandemia) la vida de un pobre anciano, librero, y atrapado en la penuria. La vitalidad de ese tiempo descansa en las costumbres rutinarias del anciano. Su condición de pobre traza la  caligrafía de lo social, un paisaje en el que tienen cabida los valores de la amistad, de la solidaridad e, incluso, la resiliencia como recurso o capacidad personal.

Pienso que el clima o contexto de la historia causa impacto. Es una forma de silencio o de meditación del autor. El aislamiento, la soledad propia, es también la soledad de los otros. Las imágenes del cerebro recrean el mundo de la autoficción, de la memoria, una dinámica de vida semejante –como digo- a la meditación (pensar bien) y esto es curativo frente al virus exterior y las mordazas circunstanciales.

En otro orden de cosas, este es un relato bien construido; con un punto de sorpresa final y un título que, de alguna manera, es capcioso porque distrae del tema mismo, pero es la clave del desenlace.

Léanlo (Ver PDF), están en su deber de hacerlo, para poder disfrutarlo. ¡Enhorabuena, Alfonso!