Víctor Máximo Castanedo Ojínaga
[ Tipógrafo y periodista | Santander, 1933 – 1996 ]

Nació en el barrio de Monte, ayuntamiento de Santander, quedando huérfano de madre cuando era aún muy joven. Su padre, que era marinero, nunca se preocupó por él.

Sobre 1945 ingresó en el Hogar Provincial Cántabro que estaba atendido por las Hermanas de la Caridad. Sor Iluminada, Sor Sagrario, Sor Rafaela fueron algunas de tantas monjas como le cuidaron, atendieron y quisieron como a un hijo. Nunca olvidaría todo lo que hicieron por él y aun a pesar de tener que irse del Hogar a los 18 años, mantuvo con “sus monjitas” una estrecha relación. Le dieron un oficio por el que consiguió el título de Tipógrafo que supo aprovechar para labrarse un futuro y le permitió ganarse el sustento para toda la vida.

Comenzó a trabajar en la Imprenta “Casa Maestro” viviendo en una pensión modesta, pero muy acogedora, donde fue tratado como en familia. Allí estuvo 4 años, al cabo de los cuales se casó con Maximina Goiri Saiz, cuya ceremonia se celebró en el Hogar Provincial Cántabro. Tuvo dos hijos, Víctor J. y M. Mercedes y 4 nietos y 2 bisnietas.

Se incorporó después al periódico Alerta, en el que estuvo durante 25 años, llegando a ser Jefe de Sección. Simultáneamente colaboraba con la Imprenta J. Martínez. Al acabar su relación laboral con el periódico cuando murió Franco, al ser antigua prensa del Movimiento, pasó a la Administración del Estado desarrollando su trabajo en la Dirección Provincial de Industria y Energía.

Una de sus grandes pasiones era escribir. Publicó dos libros: Castanedo, testimonio de una rama (1984), donde narra la trayectoria de su familia, e Historia del Hogar Cántabro. 1945-1968 (1990), en el que recoge sus propias vivencias como alumno de este centro de acogida. En la dedicatoria señala al comienzo: “Nuestra memoria vuela hacia los que ya se fueron, de donde jamás se regresa. A ellos va dedicado este libro, como perenne recuerdo del cariño común que vivimos en tantos años”…

Dejó una tercera obra acabada y mecanografiada, pero sin publicar, fechada en Santander en 1996, a la que puso por título: Mi vida deportiva. En la Introducción dice: “Mi vida de trabajo me la proporcionó el fútbol”, quizá la actividad y ocupación que más satisfacción le producía. Comenzó a practicar fútbol competitivo hacia los 15 años y llegó a jugar con el Rayo Cantabria, primer filial del Racing por aquellos años de 1954. Hizo del deporte su modo de vida y era fácil verle jugar en la playa del Sardinero los domingos. Con fecha 28 de octubre de 1996, falleció a los 63 años, víctima de un infarto de miocardio fulminante.