Daniel Morillas Pascual

Nació el 10 de septiembre de 1980, para él por sus paisajes y sus gentes en la ciudad con más belleza de mundo, Santander. Curioso por vocación y observador por devoción, sus trabajos literarios y audiovisuales pretenden llegar al alma. Líneas y escenas que son reflejo de una sociedad avanzada que aun de caminar hacia un futuro más igualitario y justo.

Con apenas 16 años por necesidad debido a una desestructura familiar, se vio obligado a compatibilizar estudios y trabajos donde aprendió de ambos a partes iguales. Detrás de barras de restaurantes, en pupitres estrechos, con libros de psicología y con clientes peculiares, en encerados polvorientos y entre alfombrillas aspirando coches, analizando teorías somnolientas e interviniendo en realidades como educador en centros de menores.

A lo largo de los años entendió que todo el mundo nos puede aportar algo positivo, experiencias, conversaciones, anécdotas y consejos que nos ayudarán a evolucionar y caminar con más firmeza durante los obstáculos propios de la vida.

Orgulloso por haber afrontado una juventud, sus vivencias como camarero, lavador de coches, vendedor de seguros, monitor en campus infantiles y educador social le ha permitido contemplar, sufrir y valorar nuestra sociedad, una sociedad diversa que exige una sensibilidad en valores y un aprendizaje en habilidades sociales necesarias para erradicar problemas tan enquistados entre nosotros como la intolerancia, el machismo, el racismo, el maltrato o el poco reconocimiento hacia lo que son para él, los dos pilares fundamentales de toda sociedad, la educación y la sanidad.

Combinando el trabajo estudió en la UE y en la pontificia de Salamanca todas las especialidades de magisterio, menos el inglés, su talón de Aquiles, complementando su formación con un ciclo superior en animación sociocultural e infinidad de cursos de carácter educativo y social.

En el 2018 sale a la luz su primera novela, La reflexión de un destino, un thriller que nos presenta una visión profunda de un chico normal que termina siendo encarcelado. Nos habla de lo importante que son nuestras decisiones a lo largo de nuestra vida y lo determinante e influyente que es nuestro contexto e infancia. Una novela que nos hará reír, llorar, sentir en cada capítulo y nos hará ver con gran dureza que nada es para siempre.

Un año después, pero tras tres años de investigación aparece su segundo trabajo, Las secuelas del silencio, un libro que conciencia y que nos permite analizar desde dentro la violencia de la que todos podemos ser víctimas. Doce relatos cortos que nos coloca el foco en distintas perspectivas de la violencia de genero e intrafamiliar. Relatos basados en testimonios reales de víctimas, letrados, miembros de la seguridad y fuerzas del estado, psicólogos y más agentes que nos ayudan a conocer de primera mano la lacra a la que nos enfrentamos en nuestro día a día, una lacra que por desgracia ha sesgado miles de vidas en nuestro país, más que los accidentes de tráfico o la organización terrorista ETA y que con libros como este podemos conseguir visibilizar y concienciar a los más jóvenes para conseguir un futuro exento de estas atrocidades que aunque parezca mentira parece que nos hayamos acostumbrado.

Su trayectoria literaria finaliza hasta el momento con un cuento titulado Los Diferentosos, más que un cuento es un proyecto educativo donde participaron más de una decena de colegios cántabros donde los alumnos fueron los creadores de todas las ilustraciones que aparecen en él. Temas como el respeto a la diferencia con el slogan de todos somos diferentes y eso nos enriquece y el cuidado y el respeto por la naturaleza son en lo que se centra este cuento que además está acompañado de actividades en forma de guía didáctica y juegos interactivos realizados por un equipo docente y de orientación donde los niños aprenden mientras se divierten. Tuvo el privilegio de ser invitado por su editorial Círculo rojo a la feria del libro de Madrid.

En estos últimos años también ha sido guionista en dos cortometrajes dirigidos por Miguel san Martín, contacto donde nos habla en apenas medio minuto de la mala gestión que se produjo en la pandemia del COVID 21, este obtuvo varias nominaciones en festivales nacionales e internacionales y el más reciente 500 piezas, un homenaje a los sanitarios y a las personas esenciales que demostraron ser fundamentales en esos tiempos de confinamiento y aislamiento social, además de varias nominaciones como el anterior ha sido nominado entre los cinco mejores cortometrajes de Cantabria en el festival internacional de Piélagos.

En definitiva, trabajos realizados a pie de calle en escucha constante a problemas sociales y con la idea de que somos una sociedad maravillosa, pero con la obligación de crear un futuro más acorde a las necesidades actuales, justo e igualitario. Pasear entre sus líneas nos harán mejores personas y aflorarán nuestras emociones sin poder dejar indiferente a nadie.