LIBRERÍA SOLIDARIA, 09 ENERO 2020
Duli Lavín / José Antonio Ricondo: fans de los libros, hacen hoy de libreros en AMICA

Por Isidro Cicero

Tengo el gusto de presentarles a todos ustedes esta pareja de amigos, José Antonio Ricondo y Duli Lavín. O Duli Lavín y José Antonio Ricondo si lo prefieren así; si son ustedes de los que dan especial importancia al orden en el que hay que colocar a las personas. El orden en el que deben ser colocadas las personas, por si ustedes no habían caído en la cuenta, es la esencia de un tipo de conocimiento aplicado a la práctica social, que se llama protocolo.

Aquí en Cantabria este conocimiento lo domina como nadie Miguel del Río, otro buen amigo que, entre numerosas destrezas, es experto en el arte de situar a cada persona, a cada personalidad en su caso, en el lugar exacto que le corresponde reglamentariamente por jerarquía. Ni un paso más atrás, ni un paso más adelante. Varios libros ha escrito Miguel del Río sobre esta compleja materia, que tiene que ver con la diplomacia y los ceremoniales oficiales y está llena de divisiones, subdivisiones y distingos. Ya anda Miguel del Río, me apuesto lo que sea, dibujando el engalanamiento y el ceremonial que todos los años por ahora organiza en el patio del Parlamento para recordar el día de la aprobación de nuestro Estatuto de Autonomía. Por estas fechas, no: a primeros de febrero.

Afortunadamente, las parejas de ahora no tiran nada de protocolo, ya no existe protocolo porque no existe jerarquía entre sus componentes. Ha costado, está costando, pero la mentalidad de que ya no hay jefes de familia en nuestras familias, es una idea que se abre paso poco a poco en la sociedad. Y si no, mala cosa.

Duli y Ricondo o Ricondo y Duli, lo mismo me da, que me da lo mismo. Empezaré por José Antonio, que le he tratado más. José Antonio Ricondo es un maestro jubilado. Para la segunda misión que tenemos en la librería solidaria, que es fomentar la lectura, José Antonio es el voluntario “tipo”, que diría Max Weber.

Los tres últimos años de su recorrido laboral, este maestro dirigió el Colegio Público Pedro Velarde. En Muriedas, naturalmente. Hay que regalarle a José Antonio Ricondo un ejemplar de la excelente novela “La estirpe de Velarde”, de Javier Tazón, para que siga vinculado a aquel nombre y a aquel centro. Cuando él fue director, el Pedro Velarde celebró sus cuarenta años de existencia. Una celebración que llenaron con cuentacuentos, concursos literarios, actividades con el libro, con los libros como motivo y referencia, con la lectura como motor para la vida, qué buen vendedor de libros esta tarde en nuestra librería, por eso digo.

Fue en 2009. El protocolo que puso en marcha José Antonio con la AMPA para aquella ceremonia, ubicó en su sitio a las autoridades invitadas, el alcalde Ángel Duque, la vicepresidenta del Gobierno Dolores Gorostiaga, la consejera de Educación Eva Díaz Tezanos, el presidente del Parlamento, Miguel Ángel Palacio… gente toda muy añorada.

Un objetivo de todos ellos, era reanimar el centro, recuperarlo e intentar que volviese a ser lo que en otro tiempo había sido. Porque los tiempos cambian, es evidente, y sus signos no son siempre los mismos. No son iguales las necesidades y los sueños de ahora que los de los años sesenta y setenta. Esto me lo explica José Antonio con toda la razón y hasta con ejemplos.

Me dice José Antonio que puede parecer una perogrullada, pero un colegio nunca deja de ser el lugar donde los niños se educan y aprenden. Y donde se aprende educación. Efectivamente, dice José Antonio con convicción y seguro que es así, los niños van al colegio y cuando salen “irradian” al municipio, a la comunidad y al país. Me quedo con esta idea. Esta idea me encanta y se lo digo.

Era maestro, lo fue muchos años en Bezana, pero nunca dejó de estudiar. En 2004, nuestro dependiente de hoy defendió en la Universidad de Oviedo su tesis doctoral titulada “La educación en la obra del doctor don Enrique Diego-Madrazo y Azcona”. Menudo personaje, menudo tema. Recuerda José Antonio una pequeña burla de las muchas que le hizo el destino a Don Enrique, el ilustre pasiego, cirujano y educador. Dimitió como catedrático de Cirugía de Partología Quirúrgica en la Universidad de Barcelona, porque no le asignaron recursos suficientes para poder transmitir a sus alumnos las prácticas que él había aprendido en Europa.

La ciencia, la personalidad y la pedagogía del doctor Diego-Madrazo ha sido una obsesión para José Antonio Ricondo. En un viaje astral, el mayor placer para mi amigo hubiese sido conocer a don Enrique, escucharle y preguntarle. Sus recomendaciones no habrían tenido precio.

Duli Lavín Cea vivió desde los tres años en El Mato, de Villanueva de Villaescusa. Me cuenta que cierta soledad y cierto misterio se adueñaron allí de su vida. En El Mato. “Desde muy temprana edad, rellené mis soledades leyendo y dibujando”, explica. Y nunca abandonó estos caprichos, estas prácticas que son el material con el que consiguió Duli forjar la vida a su antojo. Fue gracias a la naturaleza como acunó sus fantasías y meció sus soledades de niña. Y desde ahí, desde ese ángulo de visión, siempre estuvo muy despierta a las necesidades ajenas. No hay contradicción entre esta realidad y sentirse sin embargo una persona querida, un ser privilegiado.

Leyendo y leyendo, a determinada altura de la vida Duli Lavín descubrió a Colette. La escritora francesa, cuya escritura delicada y descriptiva, la atrapó desde muy joven, yo me atrevería a decir que en unos tiempos en los que Colette era todavía una desconocida en España, la atrajo poderosamente y la marcó. Le pareció una forma pionera aquel modo de afrontar la personalidad íntima y auténtica de las mujeres.

También los grandes clásicos rusos formaron parte de la educación cultural y sentimental de nuestra voluntaria de hoy. Sus libros más releídos son de Colette: los cinco de la serie “Claudine” y «Al nacer del día». Luego vendría «Muerte en Venecia», de Thomas Mann. Luego… tantos títulos, tan buenas historias, tan grandes y escritores…
Desde hace unos años compagina la pasión de la lectura con la pasión de pintar. En este segundo camino de la creatividad, recuerda siempre agradecida a José Trimallez su colega y maestro con la espátula: “¡Qué legado me ha trasmitido! ¡Inolvidable!”, dice.

En cuanto a esto de apuntarse a “Voluntarios del Libro” para realizar una pequeña labor social en AMICA a favor de los discapacitados, Duli Lavín se siente feliz. “No hay palabras para describir lo feliz que me siento”, comenta: “Yo también he tenido personas cerca que me enseñaron lo mejor y con enorme generosidad”.

Se formó en Sanidad y Educación Especial. Trabajó en ello. Viajó y espera seguir abriendo los ojos “sobre todo a la belleza, que es la que nos barniza la vida”.

A mí me despide con un reconocimiento hermoso: dice que desde hace muchos años he contribuido a abrir los ojos a las personas hacia nuestra historia reciente, muchas gracias Duli. Y dice que ahora mismo, me apoya en esta campaña de fomentar la lectura junto a los escritores y escritoras de Cantabria. “Porque la lectura nos cambia la vida y la percepción de la vida”. Exactamente, Duli. Un abrazo muy fuerte y que tú y José Antonio Ricondo tengáis una buena tarde hoy en nuestra librería. Que vendáis muchos libros y recaudéis muchos euros para los programas de atención a los discapacitados. Que eso es la primera misión de nuestra librería.

José Antonio, el maestro jubilado, no quiere que me vaya sin decirme esto como despedida: «La educación es la fórmula decisiva y estratégica para la evolución y la energía de la sociedad. Por eso el maestro no solo está educando la etapa más crucial del ser humano; también ayuda a establecer una vida y un mundo más justos» .