ALFONSO GARCÍA ARANZÁBAL
Por María Luz Quiroga
Por María Luz Quiroga

Alfonso García Aranzábal es médico y escritor. Como médico de profesión ha conocido un mundo de instrumentos desafinados y renglones torcidos: problemas sociales, psiquiátricos y de drogodependencia. Ha superado la realidad vivida con la palabra escrita y ha armado ficciones que emergen de otra realidad, entre los sueños y la memoria. Un cruce de caminos que le lleva a contar historias tan verosímiles que exprimen la tensión emocional hasta cotas altas, si bien contenidas.
Los personajes de sus cuentos o relatos son ‘mareas humanas’ como diría Benjamín Prado: perplejidad, extrañeza y emociones, y en el trasfondo de la trama el misterio de los Picos con su sólida identidad, y el de la Bahía con su seducción cambiante y fluida. El aliento de su escritura bebe de un mundo que por real no deja de ser el mundo soñado de un niño que ha crecido para ser memoria de su tiempo. Que arraiga en su educación y en los valores aprehendidos para generar un perfil tan imperecedero como la montaña y su mar.
Alfonso es miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Cántabra de Escritores y gestiona, a través de facebook, la comunicación institucional con los socios y amigos. En 2015 ganó el segundo premio de Relato Corto organizado por la SCE con el lema Los Lebaniegos. Su relato, ‘El Valle del Arco Iris` nos da las claves de su identidad: “El camino en la montaña es sacrificio. Las fuerzas disminuyen con el esfuerzo hacia la cima, pero la mirada es más libre y el espíritu es más sereno. Los picos te hacen más sabio, te hacen mayor”.
Este sábado pasado, día 21 de diciembre, se alzó con el primer premio del I Concurso de Relatos Cortos convocado por el Colegio de Médicos de Cantabria, con su relato: El profesor de francés —Juan José Fernández Teijeiro, miembro también de la SCE y Elena Martín, recibieron dos accésit; el primero, por el relato titulado, El último raquero—. El relato premiado es un pequeño cuento de ficción con la nostalgia como vehículo y dos tramas superpuestas para un único personaje. Una dualidad construida entre La Habana de los años treinta y el Paris de la postguerra. Sobresale en este relato su estructura. Nada mejor que empezar por el final para desarrollar la intriga, como preconiza Horacio Quiroga. En este caso no es una novela pero comparte con el género algunos elementos importantes que destacan, como son la construcción y la intensidad de las escenas, y la coherencia del personaje con el atrezzo.
Alfonso, ya nos había dejado su etiqueta de escritor en dos libros de relatos publicados por la editorial Librucos. El primero, Relatos santanderinos de ayer y de hoy (2016) y el más reciente, El secreto del Cerro de San Pedro y otros relatos de Cantabria (2019). En ambos casos Alfonso muestra un gran conocimiento y devoción por las leyendas de la tierruca, pero esto es sólo una excusa para atestiguar su buen oficio: “las ánimas en pena viajan por Abiada en pos del difunto; los pescadores de San Vicente de la Barquera cabalgan hacia Castilla; el misterioso veraneo en el balneario de las Caldas de la baronesa Von Kridgung; fantasmas en la antigua fábrica de La Cavada”…
Alfonso García Aranzábal: Es un honor para la SCE el contar contigo. Es un premio para la Sociedad Cántabra de Escritores. Enhorabuena. Destacamos igualmente a Juan José Fernández Teijeiro premiado con un accésit en el mismo concurso, también médico y escritor, que es miembro de la SCE. Alfonso hará próximamente comentarios del cuento, El último raquero.