Por Isidro Cicero

Esteban Ruiz, sociólogo, investigador social, escritor, editor, dime qué deberíamos aprender de la pandemia.
Deberíamos avanzar hacia una sociedad y una economía de los cuidados y de la proximidad. Deberíamos entender que, en una sociedad del riesgo, alimentada por flujos permanentes de mercancías e informaciones, nadie permanece al margen de nada de lo que acontece. Deberíamos rendirnos a la evidencia de que todo está interconectado.
Como voluntario de la Librería Solidaria AMICA, ¿qué sentiste cuando tuvimos que cerrarla a solo cuatro meses de haberla inaugurado?
Me apenó profundamente. Siempre he creído que una librería, un centro cultural o una biblioteca, son servicios esenciales para la ciudadanía. No entendí como los estancos permanecían abiertos al ser considerados como “servicios básicos” por el Estado, y las librerías y espacios culturales precintados.
¿Cuáles son ahora tus sentimientos personales al reabrir la Librería y poder reanudar tu colaboración como voluntario?
Sobre todo, satisfacción. La librería solidaria de AMICA empezaba a convertirse en un lugar de encuentro y sociabilidad. Confío en que aquel impulso inicial, truncado de forma tan inesperada debido al Estado de Alarma, se recupere en pocos meses.
¿Cómo has vivido tu propio confinamiento?
La verdad es que mis hábitos profesionales apenas cambiaron. Llevo un año inmerso en un trabajo de investigación sobre el periodo de la República y la Guerra Civil en Cantabria y estas semanas de encierro (detesto el término “confinamiento” como, en general, todo el absurdo neo-lenguaje institucional que se nos ha tratado de imponer durante estos meses) me han permitido avanzar de forma significativa en el trabajo. Por lo demás, mucha lectura, más escritura, debates y reuniones por videoconferencia con personas que me importan y a las que importo, una dieta severa de “pseudo-informacion” y tácticas de desintoxicación para hacer frente a tanta rumorología, tanta histeria y “fake news”….
¿Con qué disposición anímica acudes esta tarde a abrir la librería?
Con la misma actitud de cooperación que el primer día. Con muchas ganas de reencontrarme con el espacio, sus fondos, las voluntarias y voluntarios, y los usuarios.
¿Has dedicado mucho tiempo del confinamiento a escribir?
Sí. Curiosamente he retomado mis escritos de carácter más poético e introspectivo, acompañados siempre de imágenes de todo aquello que acontecía en el “exterior” de mi encierro.
¿Y a leer?
Mi plan cotidiano para el encierro incorporaba varias horas destinadas a la lectura cada tarde.
¿Qué libros quedarán vinculados a tu encierro?
Ufff. Han sido algunas docenas de temas variados: Sociología histórica, Innovación en el medio rural; gestión cultural de proximidad, Nuevo urbanismo y economía circular; gestión de conflictos en la sociedad contemporánea…
¿Podrías concretar y recomendar?
En el ámbito puramente literario recomendaría dos lecturas muy potentes con las cuáles he disfrutado de una forma especial: “M. El hijo del siglo” de Antonio Scuratti. La biografía novelada del ascenso de Mussolini, y “Salvar el fuego”, del escritor y director de cine mexicano Guillermo Arriaga: una poderosa radiografía social del México más convulso.
Haznos un eslogan para que leamos más.
Lean. Lean. Lean. Vivirán vidas más intensas.
¿Estás satisfecho de cómo te han cundido estos meses?
Soy una persona disciplinada y estoy acostumbrado a trabajar en casa y vivir solo. El Gran Encierro ha servido, sobre todo, para confirmar la validez de esa actitud personal.
Aconseja balas personas que vienen a la Librería Solidaria.
Es hora de abandonarse sin prisa por los pasillos y las estanterías de la Librería. Déjense llevar por sus instintos y sus intuiciones.
Finalmente, ¿animarías a otros a sumarse a este proyecto Sociedad Cántabra de Escritores / AMICA?
Sí, siempre. Ayudando me ayudo. Si ayudas te ayudarás.