El ingeniero español Leonardo Torres Quevedo es recordado como inventor del primer teleférico para personas, el transbordador (1887). Llevó hasta el límite la aplicación a la Matemática de la tecnología mecánica diseñando y construyendo sus máquinas algébricas (1893‐1901), máquinas que previamente fundamentó teóricamente publicando diferentes memorias y artículos científicos. Concibió un sistema de dirigibles autorrígidos (1902-1906) que, ensayados en España, patentados también en Francia y el Reino Unido, y consagrados durante la I Guerra Mundial en las Armadas de Reino Unido, Francia, Rusia y EE.UU., siguen construyéndose en el siglo XXI. Inventó, patentó, fabricó y demostró el funcionamiento del primer mando a distancia efectivo de la Historia, el telekino (1902-1906), precedente de los actuales drones … y primer autómata electromecánico.
En este marco, El Espacio Leonardo Torres Quevedo de La Serna de Iguña y la Asociación Reinos de España, en colaboración con el Centro Gallego de Santander y la Sociedad Cántabra de Escritores presenta una nueva exposición sobre esa parte de la contribución de Torres Quevedo que comenzó con el telekino: Computación y Automática, comisariada por Francisco A. González Redondo y coordinada por José Antonio Otero, en la que se destacan su fundamental tratado teórico, los Ensayos sobre Automática (1914), sus ajedrecistas (1913-1922) -los primeros autómatas dotados de “inteligencia artificial”, diseñados y construidos en el mundo- y su aritmómetro electromecánico (1920) -calculadora electromecánica construida entre los fracasos de Babbage y las Mark 1-Eniac, que, probablemente, podría considerarse el primer computador de la historia-, inventos todos ellos con los que se adelantó en varias décadas a los pioneros de la Informática del siglo XX, tanto a los teóricos de la computación como a los constructores de los primeros ordenadores.
